Por Malena Acosta 
El empresario Walter Viegener considera que la provincia tiene «un futuro enorme» en la producción de fibra.
Walter Viegener es un empresario que no oculta su elevado entusiasmo sobre el futuro del sector algodonero de San Luis. Considera que en solo cinco años se triplicará la superficie destinada a ese cultivo, no solo por las condiciones climáticas y sanitarias de la provincia, sino también por la calidad de fibra obtenida en las más de cuatro mil hectáreas que hoy se cultivan en el Departamento Ayacucho.
Viegener instaló en 2017 Solvi SA, una empresa desmotadora que separa del capullo la semilla y la fibra. «La puse porque le tengo mucha fe a San Luis; para mí es el Texas argentino, nada más que todavía no se dio cuenta», bromeó mientras recorría junto a El Diario las enormes instalaciones.Licenciado en Administración, con 63 años y cuatro hijos, el empresario asegura que la genética está haciendo un rol transformador con el algodón, ya que variedades de ciclos más cortos andarán en muchísimos lados; de hecho, la experiencia de Tilisarao de Marcelo Bongiovanni lo está demostrando.
«Dentro de cinco años se triplicará el área algodonera en San Luis, incorporándolo en las rotaciones para que se haga de manera sustentable con un buen manejo agronómico, porque hay un futuro enorme en esta provincia», dijo con inocultable optimismo.
La desmotadora tiene una capacidad para limpiar y procesar 25 mil toneladas de algodón, aunque nunca llegó a este límite y actualmente cuenta con una importante capacidad ociosa. Es por este motivo que fue uno de los inspiradores de la jornada que el mes pasado juntó en Quines a los integrantes de la cadena algodonera local, con especialistas del INTA y productores.
«Ojalá que se hagan los ensayos necesarios para determinar cuál es la zona algodonera de la provincia, porque esto requiere un trabajo donde se involucren el Gobierno, las universidades, el INTA y los privados», indicó.
Optimista. Walter Viegener instaló su desmotadora en Quines en 2017.
Para Viegener, articular lo público y lo privado es fundamental. «Cuando digo Texas argentino, es porque en el norte de ese estado norteamericano están las dos desmotadoras más grandes del mundo y hace treinta años no cultivaban algodón. Aparecieron las variedades de ciclos más cortos y es extraordinario el resultado. Allá procesan 120 fardos por hora, mientras que en San Luis hacemos entre 15 y 18; imaginate la gran cantidad de trabajo directo e indirecto que habría si se expandiera la superficie cultivada».
San Luis tiene a favor que está libre del picudo del algodonero, una plaga presente en el norte del país que produce pérdidas económicas importantes, valoró.
Pero también destacó la calidad de la fibra que sale de los campos de la Cuenca Llanura Norte, en el Departamento Ayacucho: “Es buscada por los hilanderos por su longitud de hebra”.
Señaló que las hilanderías argentinas han hecho grandes inversiones, las que en el futuro exportarán hilo, lo cual se convertirá en una cadena virtuosa porque no solo dependerán del mercado interno.
Esta desmotadora brinda un servicio completo al productor. “La mayoría de nuestros clientes le venden la semilla a la compañía Gensus; además, compramos algodón en bruto y fibra, y desmotamos. El 90% de lo procesado aquí tiene como destino las hilanderías argentinas».
•Marca San Luis
► En busca de un nuevo impulso
Integrantes de la cadena productiva del cultivo en la provincia dieron el primer paso para estimular esta producción y aprovechar la calidad y rendimientos que se registran hoy.
El mes pasado se concretó en Quines la primera reunión de la cadena productiva del algodón puntano, del que surgió un coincidente llamado a «cuidar la marca San Luis».
El programa contempló experiencias locales, ensayos en el Valle del Conlara, sanidad y especialistas nacionales en semillas.
Allí también estuvo gente de Puramel SA, el jugador de algodón más importante de la provincia. Federico Lisa es el gerente de producción de la empresa, que se encuentra sembrando la campaña número 20 de algodón en San Luis y con 45 años de trayectoria en agricultura.
En 2010 instaló la primera desmotadora de la provincia, con lo que se evitó llevar el producto a 300 kilómetros.
EDR
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