La Corte Suprema de Justicia de la Nación selló esta semana uno de los capítulos más trascendentales de la historia política y judicial argentina: dejó firme la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, apenas días después de que anunciara su precandidatura a diputada provincial por la Tercera Sección Electoral bonaerense.
El fallo, unánime y demoledor, transforma no sólo el presente judicial de la figura más influyente del kirchnerismo, sino que impacta de lleno en el tablero político y en las elecciones venideras. La decisión del máximo tribunal dejó sin efecto inmediato su intento de volver al ruedo electoral y marca, en términos institucionales, el ocaso definitivo de su carrera política activa.
Un fallo histórico: la Corte, en bloque
El máximo tribunal —integrado por Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti— dio a conocer su decisión poco después de las 17 del martes, luego de emitir sus votos en una sesión extraordinaria. Para que la condena quedara firme, era necesario que los tres jueces coincidieran, lo cual ocurrió sin fisuras: todos rechazaron los recursos de queja presentados por la defensa de la ex presidenta en la causa Vialidad, vinculada a la adjudicación irregular de 51 obras públicas a empresas del empresario Lázaro Báez en Santa Cruz.
La Corte sostuvo que el proceso fue legítimo, que «el debido proceso ha sido salvaguardado», que la sentencia estaba «fundada en la ley» y que las impugnaciones no demostraron arbitrariedad alguna. A su vez, ratificó el fallo del Tribunal Oral Federal N°2 de diciembre de 2022, que además del delito de administración fraudulenta, ordenó el decomiso de más de 84 mil millones de pesos. También dejó firme la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos.
Por otro lado, el tribunal desestimó la apelación del Ministerio Público Fiscal que buscaba revivir la acusación por asociación ilícita, al considerarla inadmisible según el artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Esto implica que la figura de asociación ilícita no será parte del legajo final, aunque ello no disminuye el peso institucional y simbólico de la condena.
Un golpe directo a su candidatura: Cristina fuera de juego
La contundencia del fallo repercutió de inmediato en el plano electoral. Cristina Kirchner había anunciado recientemente su postulación como diputada provincial, en una jugada que pretendía no solo mantener presencia institucional, sino también ganar fueros legislativos y condicionar la interna del peronismo bonaerense.
Sin embargo, la inhabilitación firme tiene efecto inmediato y torna abstracta cualquier postulación. Aunque su nombre llegara a figurar en las listas del 19 de julio, la Junta Electoral Provincial podría rechazarla sin mayores dilaciones. La Constitución de la provincia de Buenos Aires establece que los fueros legislativos se adquieren una vez asumido el cargo, el 7 de septiembre, por lo cual no hay margen legal para que Cristina utilice la postulación como escudo judicial.
El fallo cierra esa puerta por completo y redefine, en tiempo real, la estrategia electoral del justicialismo.
Cristina responde con narrativa de proscripción
Fiel a su estilo, la respuesta de Cristina no tardó. Desde la sede del Partido Justicialista, pronunció un discurso cargado de acusaciones, comparaciones históricas y referencias personales. Habló de «cepo al voto popular», denunció al «Partido Judicial» y apuntó directamente contra Mauricio Macri, a quien calificó de «fracasado que no pudo ser ni siquiera reelecto».
“Nos están hablando de que hace doce años y medio los argentinos votaron para que los destruyéramos. Eso lo dice Macri, que lo echaron a patadas. ¿A quién quieren engrupir? Ningún partido político pudo concretar tres períodos consecutivos de Gobierno, y a cómo vamos, mamita querida”, lanzó la ex mandataria.
Sin hacer referencia a los fundamentos técnicos del fallo, Cristina intentó instalar una narrativa de victimización, presentando la condena como parte de un entramado de persecución política orientado a impedirle competir. Esta lectura, ampliamente difundida en sectores del kirchnerismo duro, encuentra dificultades para expandirse más allá de ese núcleo, especialmente en un contexto en el que la causa fue confirmada en todas las instancias judiciales.
Impacto en el peronismo: acefalía, urgencia y vacío de liderazgo
La anulación de la candidatura de Cristina representa un terremoto interno para el justicialismo bonaerense. Su postulación tenía un peso simbólico que excedía largamente el cargo: representaba una reafirmación de liderazgo, una forma de ordenar el tablero interno y de marcarle la cancha a posibles sucesores.
Su exclusión precipita una disputa no resuelta: ¿quién lidera ahora el peronismo bonaerense? ¿Axel Kicillof, con sus tensiones cada vez más visibles con La Cámpora? ¿Un nuevo actor desde el conurbano? ¿Emergerá una figura de síntesis o asistiremos a un proceso de fragmentación?
El kirchnerismo, que durante dos décadas estructuró su identidad y poder en torno a la figura de Cristina, debe ahora repensarse sin ella en el plano institucional. La transición ya no es una posibilidad a mediano plazo, sino una urgencia política de corto plazo.
El efecto boomerang: Macri, Milei y el fin de una era
El fallo también redibuja el panorama nacional. Cristina era el principal antagonista simbólico tanto para Mauricio Macri como para Javier Milei. Con su salida del ring electoral, ambos pierden una referencia útil para polarizar, pero ganan oxígeno: el campo opositor se fragmenta aún más y la narrativa del “cambio definitivo” gana legitimidad judicial.
En el caso de Milei, el fallo se alinea con su discurso de «casta» y «corrupción estructural». Aunque no lo haya provocado directamente, el presidente podrá utilizar esta sentencia como validación indirecta de sus ataques contra la política tradicional.
Macri, en cambio, capitaliza un logro largamente buscado: la confirmación judicial de la culpabilidad de su principal adversaria histórica. Lo hace desde un lugar ambiguo, ya que él mismo enfrenta investigaciones, pero con la fuerza simbólica que implica haber sobrevivido políticamente a quien fue, durante más de una década, su némesis.
El poscristinismo ya llegó
El futuro inmediato del peronismo será caótico. Sin Cristina como candidata, con una sentencia judicial que sella su exclusión, con el frente económico bajo fuego y sin una figura aglutinante, el PJ enfrenta el riesgo de una descomposición más profunda que la electoral: una crisis de sentido.
Ya no se trata de saber si Cristina quiere ser. Se trata de entender qué significa el peronismo sin ella. Esa es la gran pregunta que dejó abierta el fallo de la Corte.
Y esa, también, es la gran tarea política que tiene por delante un movimiento que supo reinventarse muchas veces, pero que hoy enfrenta un cambio de época sin manual y sin liderazgo natural.
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