En medio de una ola de violencia desenfrenada, el presidente Javier Milei arroja gasolina al fuego al afirmar que su administración ha logrado avances monumentales en seguridad en Rosario. ¡Un descaro que insulta a las víctimas!
En una entrevista televisiva, Milei se jactó de una supuesta caída del 58% en la tasa de homicidios y de 57 operativos exitosos contra el narcotráfico. ¿Realmente alguien le cree? ¡La realidad es que las calles están teñidas de sangre!
Milei se expresó “dispuesto” a hacer que las Fuerzas Armadas participen de la seguridad interior en Santa Fe pero advirtió que “con eso hay que tener mucho cuidado”, porque la Argentina adhiere a la Convención de Ginebra y “después aparece un progre en el poder y empieza a perseguir a aquellos que te sacaron del problema”.
No obstante dejó claro que “acá cambia la doctrina de seguridad” con el criterio de que “el que las hace las paga”. Luego insistió que con que desde su gobierno “estamos acorralando” al narcotráfico en Rosario. “No le vamos a dar tregua” y “no se puede negociar”.
De manera delirante, Milei insinúa que la política de seguridad desencadenó el brutal asesinato del inocente Bruno Bussanich. ¡Qué desvergüenza! ¿Acaso no entiende que sus palabras incendiarias son parte del problema, no de la solución?
El presidente no se detiene ahí. Amenaza con involucrar a las Fuerzas Armadas en la seguridad interior de Santa Fe. ¡Un peligroso juego que podría llevar al país al borde del abismo!
Pero eso no es todo. Milei se atreve a culpar a los ciudadanos por haber elegido gobiernos socialistas. ¡Una afrenta a las víctimas de la violencia que claman por justicia!
Ante este panorama desolador, Milei no descarta imponer el estado de sitio en Rosario. ¿En serio piensa que es la solución? ¡El pueblo no necesita más represión, sino políticas efectivas y justicia!
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