Por Agostina Acosta 
El fervor por las compras y las ansias por disfrutar de las vacaciones de fin de año llevaron a miles de argentinos a desbordar los pasos fronterizos con Chile. Este domingo, el Paso Internacional Cristo Redentor se convirtió en el epicentro de un caos vehicular, con demoras de hasta 10 horas para cruzar la cordillera.
Desde temprano, una interminable fila de autos se extendía a lo largo de 10 kilómetros, poniendo a prueba la paciencia de los viajeros. La lentitud del tránsito, que avanzaba a un promedio de un kilómetro por hora, se debía a la gran cantidad de vehículos que intentaban cruzar la aduana y los controles migratorios.
“Las compras son muy atractivas y la cercanía con Chile nos facilita el viaje, pero no esperábamos una demora tan larga”, expresó un turista mendocino, quien junto a su familia debió armarse de paciencia y llevar provisiones para enfrentar la larga espera.
La falta de servicios básicos en la zona agravó la situación. La ausencia de baños y la escasez de puestos de venta de alimentos obligaron a los viajeros a llevar consigo agua, comida y otros elementos de primera necesidad.
Ante esta situación, las autoridades recomendaron a quienes planeen cruzar la frontera en los próximos días que se informen previamente sobre las condiciones del tránsito y que tomen las precauciones necesarias para evitar inconvenientes.
El intenso flujo vehicular se debió a la proximidad de Año Nuevo y a la búsqueda de mejores precios en el país vecino. Según datos oficiales, más de 16.000 vehículos cruzaron el Paso Internacional Cristo Redentor durante el fin de semana.
La falta de personal en la aduana chilena durante el sábado contribuyó a agudizar el problema. Sin embargo, las autoridades aseguraron que se han tomado medidas para reforzar la atención y agilizar los trámites migratorios.
Se espera que el flujo de vehículos disminuya a partir del martes 31 de diciembre, pero las autoridades advierten que podrían registrarse nuevas demoras en los próximos días.
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