La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) cuestionó con dureza al Gobierno por restituir retenciones a la soja, el maíz, el girasol y el sorgo. Su titular, Ignacio Kovarsky, acusó a Javier Milei de no cumplir lo prometido al agro.
El reciente decreto del Gobierno nacional que eleva nuevamente las retenciones a la soja, el maíz, el girasol y el sorgo generó un fuerte malestar en el sector agropecuario. Ignacio Kovarsky, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), fue contundente: “Las retenciones son y serán un robo con cualquier gobierno”.
En declaraciones radiales, el dirigente rural criticó con dureza al presidente Javier Milei por incumplir su promesa de eliminar los derechos de exportación. “El Presidente dijo que al asumir las iba a sacar. No sólo no lo hizo, sino que después las bajó parcialmente y ahora posterga esa baja. Ya salió un decreto que dice que hasta marzo de 2026 no se bajan para el trigo y la cebada”, explicó.
La reacción de Carbap llegó luego de la publicación del Decreto 439/2025, que restablece las alícuotas plenas a partir del 1° de julio: 33% para la soja, 12% para maíz y sorgo, y 7% para el girasol. Las rebajas anunciadas a principios de año vencen el 30 de junio.
Kovarsky fue más allá: “Parece que siempre hay que esperar un par de años. Y mientras tanto, el productor sigue sin margen. Tenemos paciencia, pero el bolsillo ya no aguanta más”.
El dirigente agropecuario trazó comparaciones con gestiones anteriores. Dijo que durante el kirchnerismo “las retenciones eran una embestida celebrada, con exportaciones cerradas y regulaciones absurdas”. Y agregó: “Con Macri, al menos las sacaron al inicio y hubo resultados: récord de cosecha, más fertilizantes y rotación”.
“Este gobierno todavía no cumplió nada”, lamentó.
También se refirió al peso real de las retenciones en el presupuesto: “Representan apenas el 5% de los ingresos del Estado. El 78% entra por IVA. Si producimos más, exportamos más, el Estado recauda más. Hay que agrandar la torta, no repartir siempre la misma”.
Por su parte, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, reconoció que las retenciones son un impuesto distorsivo. Sin embargo, argumentó que no hay margen fiscal para eliminarlas en lo inmediato. “Coincidimos en que son un mal impuesto, pero no se pueden desarmar de golpe. Hay que sostener el equilibrio fiscal”, afirmó.
Francos destacó que el Gobierno ya redujo derechos de exportación a productos como el acero, las economías regionales y, parcialmente, al trigo y la cebada. “El ajuste fue histórico. No se puede volver al impuesto fácil”, concluyó.
Mientras tanto, el campo siente que la promesa de cambio se diluye entre los números del déficit y la inercia fiscal. El reclamo por previsibilidad y alivio impositivo vuelve a ocupar el centro del debate entre Nación y el sector agroexportador.