Por Malena Acosta 
Un temblor de 5,9 grados sacudió La Rioja este 1° de mayo, generando alarma en la región. Se sintió en varias provincias, causó derrumbes menores y dejó daños materiales, pero no víctimas fatales.
Durante el mediodía del jueves 1° de mayo, coincidiendo con el feriado por el Día del Trabajador, un fuerte movimiento sísmico sorprendió a la provincia de La Rioja. Según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), el sismo alcanzó una magnitud de 5,9 grados en la escala de Richter y una profundidad de 10 kilómetros, convirtiéndose en el más potente registrado en la región desde 2002.
El epicentro fue localizado a 108 kilómetros al noroeste de la capital riojana, a 167 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca y a 37 kilómetros al norte de la localidad de Famatina. El movimiento fue percibido con claridad en varias provincias vecinas, como Córdoba y Tucumán, provocando temor entre la población.
Se trató del tercer sismo registrado en la jornada. Los dos anteriores, ocurridos a las 11:47 y 11:54, fueron de baja intensidad (2,7 y 2,8 respectivamente), y no generaron mayores consecuencias. Sin embargo, el temblor de las 13:04 —inicialmente estimado en 5,5 y luego corregido a 5,9— fue el que causó mayor preocupación por su duración y fuerza.
En redes sociales circularon videos e imágenes impactantes del momento del sismo, especialmente en la zona del departamento Famatina. Nubes de polvo y desprendimientos en los cerros evidenciaron la magnitud del fenómeno. La intendenta Adriana Oliva relató en declaraciones a TN: “Los primeros movimientos fueron leves, dentro de lo esperable. Pero el último fue tremendo. El ruido era ensordecedor. Se sentía como si todo se viniera abajo, especialmente con lo que pasó en los cerros”.
A pesar del impacto, no se reportaron víctimas fatales ni heridos de gravedad. Algunas personas debieron ser atendidas por cuadros de nerviosismo. Defensa Civil confirmó la existencia de derrumbes menores en la zona del cerro ubicado al norte del distrito Campana y también en la parroquia Santo Domingo.
Viviendas de adobe en zonas rurales sufrieron daños estructurales y se reportaron cortes intermitentes de energía eléctrica. Las autoridades locales activaron protocolos de emergencia y realizaron relevamientos en las zonas más afectadas.
“La gente mayor fue la más asustada. Muchos todavía no pueden dejar de temblar, pero afortunadamente no tenemos que lamentar ninguna pérdida humana”, concluyó Oliva.
El evento reavivó la preocupación por la vulnerabilidad de muchas construcciones frente a este tipo de fenómenos naturales, especialmente en zonas alejadas de los centros urbanos. Por el momento, Defensa Civil y personal municipal continúan trabajando en el monitoreo de daños y en la asistencia a los vecinos afectados.
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