Por Malena Acosta 
Los 110 empleados reclaman mejoras salariales desde hace al menos dos años y continúan con su protesta.
«Una forma de amenaza», así definieron los trabajadores al anuncio de cierre de su planta de Villa Mercedes que hizo Dánica en las últimas horas a través de un comunicado. Los 110 empleados que reclaman mejoras salariales desde hace, al menos, dos años continúan con su protesta y afirman: «No tenemos miedo».
El conflicto laboral tiene una larga data, pero se agravó desde hace un mes, cuando los obreros paralizaron la producción y realizaron cortes de rutas y accesos para pedir una adecuación de sus sueldos a los montos que establece el convenio colectivo del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros y Desmontadores (Soead). «El básico de la categoría inicial, definido por paritaria, es de $508.000 y la empresa está pagando solo $184.000″, planteó Franco Pela, el delegado del personal.
En cambio, el escrito que fue pegado en la guardia del predio y que lleva el logo de la marca de mantecas y aderezos asegura que cumplen con los acuerdos laborales que tenían vigencia hasta el 31 de mayo de 2024 y que, aun así, realizaron “propuestas de mejora y otros beneficios que superaban ampliamente la recomposición de sectores equiparables».
Pela también desmintió esa afirmación y explicó que la empresa del grupo Beltrán se ampara en una medida anticrisis otorgada por el gobierno nacional durante la pandemia. «Ese mismo convenio tenía como cláusula la revisión de los salarios, algo que nunca se hizo y no tuvo seguimiento».
De todos modos, la firma responsabilizó al gremio de «obstaculizar las negociaciones» y de no obrar «con buena fe» para llegar a una solución. Por eso, afirman que la planta dejará de producir en la provincia de San Luis ante “la imposibilidad de operar en condiciones de seguridad y legalidad, dado el quiebre de todos los marcos normativos y legales por parte del sindicato».
El delegado respondió: «Lo tomamos con mucha calma porque es una metodología empresarial de opresión en contra del trabajador. Buscan reducir la fuerza de la protesta». Y sostuvo que no es la primera vez que la fábrica amenaza con cerrar sus puertas: «Pasó en 2020, en 2021, ahora y también en la planta de Lavallol, en Buenos Aires, y nunca se concretó», dijo.
Además, aseguró que no han recibido ningún telegrama ni otro tipo de notificación formal en sus domicilios que certifique que han cesado sus puestos de trabajo, a excepción de los veinte compañeros que fueron despedidos hace algunos días.
Tras una asamblea, los empleados resolvieron seguir con su lucha en las puertas de la fábrica.
EDR
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