En medio de la agitación que sacudió las inmediaciones del Congreso durante la sesión donde se discutía la Ley Bases, el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, ha tomado una posición disidente con respecto a la postura oficial de Casa Rosada. Mientras que desde la Oficina del Presidente se ha calificado el altercado como un intento de golpe de Estado, Abdala se aleja de esta afirmación categórica.
“No diría que fue golpe de Estado. Personalmente no diría que fue un intento de golpe, sí quieren poner palos en la rueda”, expresó Abdala a las puertas del Congreso, contrariando la narrativa gubernamental que destacaba el papel de las Fuerzas de Seguridad en reprimir supuestos grupos terroristas.
El presidente provisional del Senado sugiere que la vandalización y los disturbios tienen raíces políticas, evitando culpar directamente a los senadores opositores. Sin embargo, señala que el bloque de Unión por la Patria contribuyó a entorpecer la normalidad democrática al obstaculizar el proceso de votación de la ley.
“Hay alguien que inicia el barullo y a partir de allí hubo una posición de orden y hemos sido claros y contundentes que la circulación de orden es otra de las prioridades”, afirmó Abdala, subrayando que, aunque la situación se desenvolvió en el ámbito político, es esencial mantener el orden para garantizar el funcionamiento adecuado del sistema democrático.
Por otro lado, el senador celebró la aprobación de la ley y destacó el papel de la vicepresidenta Victoria Villarruel en la definición de la votación. Villarruel fue crucial para desempatar en varias ocasiones, asegurando que la administración libertaria mantenga las facultades delegadas.
“Se dio algo que preveíamos, se hablaba mucho de desempate y hubo desempate en distintas ocasiones de parte de nuestra vicepresidente. Nadie dudaba y era previsible su voto, motivo por el cual estamos tranquilos”, argumentó Abdala.
Finalmente, el presidente provisional del Senado enfatizó que la ley aprobada será beneficiosa para Argentina, calificándola como una herramienta solicitada por el gobierno. Aunque reconoció que sufrió modificaciones durante el proceso de discusión, Abdala descartó que se haya producido una «carnicería» legislativa, cerrando así su evaluación sobre el controvertido episodio en el Congreso.
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