Este jueves, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y su conurbano fueron testigos de un fenómeno astronómico que capturó la atención de muchos: un bólido surcó el cielo, generando asombro y curiosidad entre los habitantes de la región. La aparición del meteorito fue reportada por numerosos usuarios en redes sociales, quienes compartieron sus experiencias y avistamientos del espectacular evento.
Matías Bertoloti, meteorólogo con vasta experiencia en el estudio de fenómenos celestiales, explicó que lo observado fue un bólido, un meteoro que, al ingresar en la atmósfera terrestre, se calienta a intensas temperaturas, brillando intensamente y creando un rayo de luz visible tanto durante el día como en la noche. Este fenómeno ocurre debido a la fricción con las capas atmosféricas, lo que produce una luminosidad notable.
Los bólidos son conocidos por su velocidad, y su resplandor puede ser de diferentes colores, tales como blanco, verde, azul o rojo, dependiendo de los elementos químicos presentes en su composición. Estos celestes son visibles desde grandes distancias y suelen dejar tras objetos de sí una estela brillante, conocida como estela de bólido. En ocasiones, al explotar en la atmósfera, pueden generar un estruendo sónico que se conoce como boom sónico, un sonido que puede ser escuchado en una amplia radio alrededor del lugar de su paso.
Un aspecto interesante de los bólidos es que, si son lo suficientemente grandes y logran sobrevivir al descenso a través de la atmósfera hasta llegar a la superficie terrestre, son clasificados como meteoritos. Estos fragmentos de roca o metal provienen del espacio exterior y se presentan como pequeñas «piedras espaciales» que viajan a gran velocidad. Al entrar en contacto con la atmósfera, se calientan y brillan, produciendo lo que muchas personas conocen como «estrellas fugaces».
La clasificación de los meteoritos se basa en su composición, y existen diversos tipos. Los meteoritos pétreos o rocosos son los más comunes, compuestos principalmente de silicatos y minerales similares a los que encontramos en la corteza terrestre. Los meteoritos metálicos, en cambio, contienen altas cantidades de hierro y níquel, y tienen un aspecto que recuerda al metal. Finalmente, los meteoritos pétreo-metálicos son una combinación de las dos categorías anteriores, presentando características tanto rocosas como metálicas.
Este evento en el AMBA no solo nos recuerda la magnificencia del universo, sino que también despierta un interés renovado por la astronomía y los fenómenos que nos rodean. La posibilidad de observar un bólido y aprender más sobre los meteoritos que nos visitan desde el espacio es, sin duda, un recordatorio de lo pequeño que somos en comparación con la vastedad del cosmos.
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