El hombre y la mujer se subieron al auto, fingieron ser un par de pasajeros que quería ir hacia el sur de la ciudad. Los choferes de Villa Mercedes dicen que los robos no paran.
Carlos Toro lleva años detrás de un volante como remisero. Los choferes de su rubro últimamente han dejado de trabajar después de las 3 de la madrugada en Villa Mercedes porque ya saben lo que ocurre a esa altura de la noche: les roban.
Pero el sábado vio a una pareja, con una criatura de no más de un año en los brazos, y frenó su móvil. Lo hizo más que nada por el bebé. El hombre y la mujer se subieron al auto, fingieron ser un par de pasajeros que quería ir hacia el sur y, cuando estuvieron en ese punto de la ciudad, donde las calles de tierra terminan y la vegetación alta de los baldíos tapa hasta la luz de la luna, poco antes de llegar al río, lo golpearon con una piedra y un hierro para robarle.
EDR
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