Tras una reunión clave, la CGT aceptó la invitación del Gobierno y participará este martes del Consejo de Mayo. Gerardo Martínez será su representante.
En un contexto de tensiones internas, la Confederación General del Trabajo (CGT) resolvió sumarse al Consejo de Mayo, convocado por el Gobierno nacional. Esta mesa de diálogo multisectorial debatirá propuestas para modernizar las leyes laborales.
La decisión fue tomada este lunes durante una reunión realizada en la sede de la Federación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (FATSA). Allí, la llamada “mesa chica” de la central obrera avaló la participación de Gerardo Martínez, dirigente de la UOCRA, como vocero de la CGT.
El Consejo de Mayo tendrá su primer encuentro este martes a las 9:30 en la Casa Rosada. Estará presidido por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. También asistirán funcionarios, gobernadores, legisladores nacionales y representantes del sector empresarial.
Además de Martínez, estarán presentes Alfredo Cornejo por las provincias firmantes del Pacto de Mayo, Carolina Losada por el Senado, Cristian Ritondo por Diputados y Martín Rappallini por la Unión Industrial Argentina. Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, también será parte de la reunión.
Aunque algunos gremialistas expresaron reparos, se consensuó llevar al Consejo los reclamos históricos de la CGT. Entre ellos: defender las paritarias libres, proteger a los jubilados, rechazar la reglamentación del derecho a huelga y garantizar un modelo centrado en producción, desarrollo y trabajo.
Durante la reunión interna, solo Juan Carlos Schmid, dirigente del transporte, se manifestó en contra de participar. De hecho, convocó a una marcha este miércoles hacia el ministerio de Desregulación, en rechazo a las políticas del oficialismo.
Martínez, por su parte, destacó que la participación de la CGT representa una oportunidad para hacer oír su voz. Insistió en la necesidad de alcanzar consensos sostenibles entre el Gobierno, los trabajadores y los empresarios.
El dirigente planteó además que la CGT solicitará la incorporación de expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en futuras reuniones. El objetivo es garantizar la legitimidad y calidad de los acuerdos alcanzados.
Este paso marca un punto de inflexión en el vínculo entre el sindicalismo y la administración de Javier Milei. Aunque la desconfianza persiste, el diálogo comienza a tomar forma con el respaldo de una parte significativa de la dirigencia gremial.
Queda por verse si esta instancia servirá para construir una agenda laboral equilibrada o si las diferencias seguirán predominando. La CGT, por ahora, decidió sentarse a la mesa.