Hablar de suicidio salva vidas: informe técnico desmonta mitos y propone comunicación responsable

Un nuevo informe técnico respaldado por organismos internacionales confirma lo que la ciencia ya había demostrado: hablar de suicidio salva vidas.

Durante años, la idea de que mencionar el suicidio en público o en medios de comunicación podía inducir a imitar la conducta instaló miedo, silencio y estigma. Hoy, la evidencia científica derriba ese mito y afirma que el diálogo responsable no solo no aumenta el riesgo, sino que abre la puerta a la detección temprana y la búsqueda de ayuda.

En San Luis, la problemática ocupa un lugar central: las estadísticas ubican a la provincia entre las jurisdicciones con índices más altos del país. Cada caso es una tragedia individual que deja secuelas emocionales y sociales en familias y comunidades. Frente a este escenario, el Gobierno provincial anunció que cambiará su estrategia: visibilizar con responsabilidad y capacitar a todos los actores involucrados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) eligió en 2025 el lema “Cambiar la narrativa”, con el objetivo de promover un enfoque libre de estigmas y basado en la cultura del apoyo. El informe técnico presentado en San Luis se alinea con esa consigna e impulsa una comunicación más abierta.

Los mitos más frecuentes fueron desarmados con datos:

  • “Hablar del suicidio puede inducirlo”: falso. La evidencia muestra que preguntar directamente disminuye el riesgo.

  • “Es mejor no dar visibilidad al tema”: erróneo. El silencio profundiza la exclusión. Visibilizar con cuidado genera acceso a redes de apoyo.

  • “Los medios deben evitar mencionarlo”: incorrecto. Lo riesgoso no es informar, sino hacerlo de forma sensacionalista, detallando métodos o glorificando casos.

El documento también explica dos conceptos clave en comunicación: el Efecto Werther, asociado a coberturas irresponsables que aumentan la conducta suicida, y el Efecto Papageno, que muestra el valor protector de las narrativas de resiliencia y superación.

La conclusión es clara: cuando se difunden historias de personas que atravesaron crisis y encontraron alternativas, se genera un efecto positivo en la sociedad. En cambio, la espectacularización del dolor potencia el riesgo.

El informe no se queda en el diagnóstico. También propone recomendaciones concretas:

  • Campañas provinciales de concientización que rompan mitos y promuevan la búsqueda de ayuda.

  • Estrategias preventivas en estudiantes para fortalecer la salud mental y reducir vulnerabilidades futuras.

  • Formación de equipos de salud, educación y seguridad en detección temprana.

  • Capacitación a periodistas en guías internacionales de comunicación responsable.

  • Promoción del enfoque Papageno en toda comunicación institucional.

  • Refuerzo de la línea 911 para canalizar emergencias en salud mental.

En este marco, edificios públicos como el Hospital Carrillo lucirán el color naranja en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, como símbolo de un cambio de paradigma: pasar del silencio al diálogo informado.

La ciencia fue categórica: el silencio no protege. Hablar de suicidio salva vidas, siempre que se haga con respeto, profesionalismo y en red. La tarea ahora es del Estado, los medios, las instituciones y la sociedad: construir juntos una cultura de acompañamiento y esperanza.

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