Infidelidad en primera fila: la pareja expuesta en pleno show de Coldplay desata un escándalo global

Chris Martin interrumpió el concierto al ver a dos amantes que evitaban la Kiss Cam. Ambos ocupan altos cargos en una empresa millonaria.

En un estadio repleto de fanáticos y bajo la lluvia de luces de Music of the Spheres, un instante bastó para que el romance oculto de dos ejecutivos quedara al desnudo frente al mundo.

Durante el show de Coldplay en el Gillette Stadium de Boston, el mismísimo Chris Martin frenó su performance al notar una escena que le pareció, como mínimo, llamativa: una pareja que esquivaba con nerviosismo la Kiss Cam. Sin pelos en la lengua, el vocalista lanzó ante todos:

“Oh, miren a esos dos, o están teniendo una aventura o son muy tímidos”.

La frase fue demoledora. No sólo por la exposición, sino porque… tenía razón.

Los señalados son Andy Byron, CEO de Astronomer, una empresa valuada en más de mil millones de libras, y Kristin Cabot, flamante directora de Recursos Humanos de la misma compañía. Según sus propios perfiles en LinkedIn, ella ocupa el cargo hace nueve meses. Él, desde hace un año. Ahora sabemos que comparten algo más que la mesa de directorio.

Los dos se mostraban abrazados, bailando juntos, con una complicidad demasiado natural como para tratarse de una aventura pasajera. El “error” fue creerse invisibles entre miles. Pero la Kiss Cam no perdona. Y menos el ojo agudo de un cantante frente a 65 mil personas.

La viralización fue inmediata. Videos, capturas y memes inundaron las redes, desatando especulaciones, indignación y hasta humor negro. Pero más allá de los likes, lo que estalló fue la vida privada de ambos.

Byron está comprometido con Megan Kerrigan Byron, con quien tiene dos hijos y reside en Nueva York. Cabot, por su parte, también está en pareja. Su compañero sería un empresario vinculado a la industria del calzado e indumentaria, ajeno al escándalo… hasta ahora.

Ella se autodefine como una “experta en generar confianza con empleados de todos los niveles”. Ironías del destino. Lo cierto es que ambos vivían una noche extramatrimonial sin imaginar que se convertirían en el chisme más comentado del verano boreal.

La escena recuerda que, aunque uno crea manejar su privacidad, una cámara puede volverse una sentencia pública. Y cuando se trata de infidelidades en las altas esferas, la cancelación no tarda en llegar. Lo que Coldplay unió, las redes lo separan.

Queda por ver si este amorío corporativo sobrevive a la tormenta mediática. Lo que es seguro es que ya forma parte del archivo eterno de los romances expuestos. Porque en la era digital, nadie escapa al escrutinio público, ni siquiera en un recital.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *